RICHARD FORD
Frank Bascombe tiene treinta y ocho años y un magnífico porvenir como escritor a sus espaldas. Disfrutó de un breve instante de gloria, tras la publicación de un libro de cuentos. Ahora escribe sobre deportes y entrevista a atletas. Escribir sobre victorias y derrotas, sobre triunfadores del futuro o del ayer le ha permitido aprender una escueta lección: «En la vida no hay temas trascendentales. Las cosas suceden y luego se acaban, y eso es todo.» Lección que podría aplicarse a su fugaz fama como escritor, a su breve matrimonio o a la corta vida de su hijo mayor, Ralph, que murió a los nueve años. Un implacable testimonio de los desencantos inevitables, de la corrosión de las ambiciones, del aprendizaje de los placeres mínimos que permiten sobrevivir.